Nadie puede negarlo, estamos en plena era de la conversación, de la relación, del engagement y de todos los diferentes formatos de interacción target-marca que ofrecen las redes sociales.
La mayoría de charlas, ponencias, posts o tuits de las voces populares del sector insisten en demostrar esta imparable tendencia y nos proveen continuamente de gráficos, porcentajes abrumadores y frases lapidarias que nadie se atreve a discutir.
Es lógico y no es para menos, si reflexionamos detenidamente sobre el entorno de la comunicación publicitaria y el marketing digital es fácil sacar tres conclusiones innegables:
- Hemos cambiado el modelo emisor-receptor por el modelo emisor-emisor.
- Hemos dejado atrás la era de la prescripción y hemos entrado de lleno en la era de la recomendación, la era social.
- En este momento todos podemos emitir mensajes globales y, por lo tanto, todos podemos actuar como marcas.
Pero una vez analizado y aceptado todo esto, también es cierto que el nuestro es un sector profesional que, a menudo, se deja llevar por las modas. Unas veces por interés, otras veces por necesidad y otras por simple inercia.
En mis años de experiencia en comunicación y marketing digital he vivido unas cuantas ( así a bote pronto recuerdo Second Life o el marketing viral).
Todas llegaron, lo coparon todo y, un tiempo después, retrocedieron para ocupar su justo lugar entre el amplio abanico de recursos de comunicación digital a disposición de los profesionales del marketing.
Ahora es el turno de las Redes Sociales, capitaneadas por Facebook.
No discuto que las Redes Sociales han venido para quedarse y que además han supuesto un cambio cultural beneficioso que hace que ya nada sea igual.
Pero también es también es cierto que estamos en plena “Fiebre Social”.
Todas las “Fiebres Digitales” tienen cosas buenas: aportan renovación, empuje, nuevos puntos de vista, mejoras tecnológicas… en una palabra permiten evolucionar al sector de la comunicación digital al siguiente nivel. Las “Fiebres Digitales” son necesarias.
Lo malo es que con frecuencia, y llevados por esa inercia febril, convierten el medio en fin. De repente parece que el objetivo de la publicidad online es única y exclusivamente acumular toneladas de fans o followers y generar mucha interacción y conversación pero… ¿Que pasa con los objetivos básicos que el marketing delega en la publicidad? ¿Qué pasa con las ventas, o con las bases de datos? ¿Qué pasa con el ROI?
Actualmente muchos de estos objetivos REALES de la publicidad pasan a un discreto segundo plano, o simplemente se olvidan. Y eso es un serio error para un profesional de la publicidad ya que los objetivos son la clave de todo.
Por todo esto me gusta especialmente reivindicar estos conceptos básicos en un entorno en el que se jalea casi exclusivamente al social media y al community management.
Me gusta recuperarlos y traerlos a primer plano para demostrar que seguirán siendo la base de cualquier estrategia de comunicación digital que emprendamos hoy o dentro de 15 años, cuando haya pasado “Facebook”, que pasará, y lo que se lleve sea “Google +++ con realidad aumentada e implante cerebral”
¿Y tu que opinas sobre este tema?